El documental No Res (“nada”; en castellano) es el relato de los últimos días de la Colonia Castells de Barcelona, antes de ser derruida por las autoridades municipales en 2011 a pesar de la oposición vecinal, bajo el pretexto de modernizar el barrio y mejorar la vida de sus habitantes. Esta dolorosa crónica del fin de un espacio asociado indisolublemente a la identidad y al estilo de vida de sus moradores, que deviene en NADA por el derribo, se divide en tres actos:

• La vida en la colonia: acompañamos a los vecinos en su cotidianeidad.

 
• Disecación de la Colonia (taxidermia): perdida la batalla por su conservación, se van sucediendo los “exilios” de sus habitantes y la Colonia va vaciándose de vida.

 
• La destrucción de la colonia, como colofón.

La Colonia Castells era una antigua colonia obrera construida a comienzos del siglo XX en un paraje que antes estaba fuera de la ciudad de Barcelona y próxima a una fábrica. El objetivo de estas colonias no era dotar a los obreros de mejores condiciones de vida, sino aislarlos de otros núcleos de población obrera y controlarlos.

En contraposición a su función de origen, en 2010, cuando se sitúa el documental, la Colonia Castells ha pasado a ser un espacio de convivencia, entre otras cosas por la conservación de las características urbanísticas originales: calles estrechas hechas más para el contacto entre los vecinos y el juego de los niños que para el tráfico de vehículos; casas de dos alturas y mucha, mucha vida comunitaria. Estaba enclavada como un modesto paraíso en la agitada vida de Barcelona, cercada entre edificios verticales y vías de circulación rápida, inmersa en el barrio de Les Corts, el segundo o tercero más caro de Barcelona, y justamente por eso, ambicionado por las fuerzas de la especulación.

Este espacio especial protagoniza junto con las personas que lo habitan el documental. Un espacio construido orgánicamente con la vida de sus habitantes, hecho para el encuentro, con un tiempo que transcurre lento, a la medida humana. A través de las imágenes y los sonidos se transmite la contraposición reiterada entre el espacio idealizado de la Colonia y la ciudad exterior, bulliciosa, rápida y vertical.

El documental es una denuncia del proceso de gentrificación que está teniendo lugar en muchas ciudades europeas y del que el derribo de la colonia Castells es un ejemplo. La población más pobre se ve desplazada de los centros urbanos deteriorados, ya sea por la venta, el embargo o la confiscación de sus casas, y estos espacios, una vez remodelados, pasan a ser ocupados por la población de mayor nivel adquisitivo.

Al comienzo de la película, antes del título, un adolescente montado en un vehículo atraviesa lo que parece un espacio paradisiaco: chalets, zonas verdes, gente tranquila leyendo o haciendo ejercicio; oímos el sonido de los pájaros, acompañado de una música lenta y suave mientras la cámara sigue el vuelo de una mariposa. Que este paraíso se aproxima a una cárcel ya lo intuimos cuando la mariposa se topa en su vuelo con una muralla coronada por un alambre de espino y una cámara. Y traspuesta ésta un abigarrado barrio de casitas pobres.

La Zona es una urbanización de lujo, cercada por altos muros y vigilada 24 horas por un circuito cerrado de televisión y un equipo de seguridad privado. Un mundo aparte que se autorregula: un mandamiento judicial autoriza a los vecinos a negar el paso a la policía mientras no se produzca un delito de sangre. Todos los medios necesarios para protegerse y segregarse del barrio pobre que la circunda (las localizaciones están realizadas en México).

Pero una noche una fuerte tormenta derriba encima del muro una valla publicitaria, las cámaras de vigilancia fallan y tres muchachos del “otro lado” aprovechan la situación para colarse en la urbanización, ¿para robar? ¿para curiosear? ¿qué hay del lado del lujo, tan lejano? Entran en una casa para robar y uno de ellos mata a una anciana. Alertados los vecinos por las alarmas se desata la persecución, en el curso de la cual mueren dos de los intrusos y un guardia de seguridad; un tercero, un adolescente de 16 años queda atrapado en La Zona. La asamblea vecinal, con el voto en contra de varios vecinos, decide ocultar a la policía la situación para impedir su entrada en el recinto; una “jauría humana” armada va a la caza del tercer implicado, mientras crecen la tensión y el miedo.

En la zona se habla de la polarización social extrema y sus consecuencias, también de la justicia y la diferencia de pensamiento, y de dónde queda la diferencia cuando se esgrime el argumento de la existencia de un enemigo; por el bien y la seguridad de todos en La Zona sólo se permite un pensamiento y se amenaza a los que disienten: hay que cazar al culpable que sólo conocemos a través del trazo grueso del prejuicio.

Muchas otras ideas están magníficamente expresadas en ella, a través de imagen, interpretación y banda sonora. Una ópera prima que hay que ver.

La película interroga continuamente al espectador sobre el futuro de nuestra sociedad, es inevitable pensar en tantos muros, los que se levantan en las ciudades y los de las fronteras; en una frase un habitante de La Zona sintetiza nuestra inquietud: “Sabe, estaba pensando, cuando mi hijo crezca y pregunte, cómo le voy a explicar por qué vivimos detrás de un muro”.

Consulta el listado de películas en Pinterest:

Sigue el tablero I.- Medio ambiente construido: la ciudad. de Biblioteca y Archivo UAM en Pinterest.  

Registrarse en esta red social, es muy rápido

Consulta el listado de películas en PDF

ANTERIOR

SIGUIENTE