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Se pone en marcha un proyecto piloto contra la pobreza menstrual en la Facultad de Filosofía y Letras

Actualidad

Se pone en marcha un proyecto piloto contra la pobreza menstrual en la Facultad de Filosofía y Letras

31/05/2024
Noticia Proyecto piloto contra la pobreza menstrual

En enero de 2024 comenzó a implementarse en la Facultad de Filosofía y Letras un proyecto piloto impulsado por la asociación de estudiantes Cultura Crítica y apoyado por la Unidad de Igualdad de Género y por el equipo decanal de la facultad, que busca facilitar el acceso del estudiantado a productos menstruales gratuitos. Este proyecto representa un avance significativo en la lucha por la equidad y la justicia social dentro del entorno universitario.

El coste económico de los productos de higiene menstrual, y por tanto el impacto en el poder adquisitivo de las personas que menstrúan, lleva tiempo siendo objeto de debate en el movimiento feminista, cuyas reclamaciones sobre su rebaja fiscal consiguieron que, hace apenas dos años, el Gobierno redujera su IVA del 10% al 4% por considerarse productos de primera necesidad. Recordemos que, según datos de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), una persona con regla abundante gastaría más de 2.000 euros en productos de higiene menstrual a lo largo de su vida fértil. En este contexto, la oportunidad de disponibilidad gratuita de compresas y tampones se convierte en una cuestión de gran importancia en la universidad y ahonda en la disminución de esta brecha impositiva de género.

En qué consiste el proyecto

Hablamos con Laura Gil y Avril Fernández, estudiantes de la Asociación Cultura Crítica, que nos cuentan que la iniciativa se gestó en 2021 cuando se percataron de la autogestión anónima de productos menstruales en los baños de su facultad: "Nos dimos cuenta de que no había productos de higiene menstrual gratuitos en ningún sitio, y vimos que en un par de baños de la facultad alguien había dejado unas cajitas con productos. Reflexionamos y decidimos que esto era algo necesario que debíamos sacar adelante".

La Unidad de Igualdad de Género, al conocer la motivación e iniciativa de estas estudiantes, quiso colaborar y apoyar la implantación de este proyecto piloto mediante la compra de dispensarios que facilitaran la visualización, almacenamiento e intercambio de los productos menstruales.

El proyecto, tal como lo describen sus impulsoras, es reivindicativo y accesible. "Rompe con las dinámicas del capital al basarse en la solidaridad, ya que al inicio del proyecto los productos fueron obtenidos de un evento comunitario llamado Mundialito solidario", explica Avril Fernández. Este torneo, realizado en septiembre de 2022, involucró a estudiantes que aportaron productos de higiene menstrual como entrada. La participación mayoritaria de hombres en este evento puso sobre la mesa la necesidad de concienciación y apoyo mutuo, así como la importancia de una educación menstrual que rompa con los tradicionales tabúes que giran en torno a ella.

El siguiente paso fue la instalación de dos dispensarios en lugares visibles de la Facultad y fuera de los cuartos de baño para que resultaran accesibles para cualquiera. Hasta ahora, según relatan sus impulsoras, el proyecto ha tenido una acogida positiva, aunque silenciosa. "Se ve que hay dinamismo en los productos porque a veces aparecen compresas que nosotras no hemos puesto y la cajita se va vaciando tranquilamente", señala Laura Gil. Aunque no han realizado encuestas formales, la continuidad del proyecto y el flujo constante de productos sugieren una aceptación y necesidad real entre las estudiantes.

 
Dispensador Módulo V Dispensador Módulo X

Para una visibilización mayor del proyecto, se planea instalar un contenedor de recogida bajo el Espacio Violeta de la facultad de Filosofía, acompañado de un cartel explicativo. También se están valorando la creación de vías de difusión en redes sociales y la organización de otro Mundialito. "Queremos que toda la comunidad universitaria se entere y participe activamente”.

Rompiendo el tabú 

Aunque las organizadoras creen que en la universidad el tabú sobre la menstruación es menor que en otros espacios, consideran que el proyecto ayuda a normalizar la conversación sobre la salud menstrual. "Este proyecto ayuda a que este tema justamente no sea un tabú", detallan. Y es que, recordemos, una gestión positiva del ciclo menstrual es un indicador de salud.

La falta de recursos económicos, que en ocasiones deriva en la falta de acceso a este tipo de productos, es a lo que se ha llamado pobreza menstrual y tiene un alto impacto en la salud de las personas que la sufren, que se ven obligadas a recurrir a métodos antihigiénicos durante sus ciclos menstruales. De este modo, facilitar el acceso productos de higiene menstrual gratuitos no solo alivia la carga económica, sino que también promueve la igualdad y la justicia social, asegurando que todas las personas tengan acceso a los recursos necesarios para gestionar su salud menstrual con dignidad y sin estigmas.

¿Se puede replicar este proyecto en otras facultades?

Las impulsoras de este proyecto consideran que el proyecto sería perfectamente replicable en otras facultades y espacios relevantes de los campus de la UAM. Sin embargo, también creen que sería esencial contar con fondos adecuados. "Pensamos que llega un punto en el que quizás sea insostenible que las asociaciones recauden los productos todo el tiempo. La universidad podría encargarse de comprarlos", sugiere Laura Gil, en la línea de lo establecido en el artículo 5 quater de la Ley Orgánica 1/2023, de 28 de febrero, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, que establece que “los centros educativos garantizarán el acceso gratuito a productos de gestión menstrual en las situaciones en que resulte necesario”. Además, la compra al por mayor y la instalación de dispensadores en los baños podrían ser soluciones efectivas y rentables.

Es incuestionable que las personas que menstrúan necesitan contar con estos productos para su higiene básica. "No son lujos ni caprichos, sino elementos imprescindibles para su salud, higiene y dignidad, y como tal deben ser accesibles".

En resumen, este proyecto no solo es un paso significativo hacia la democratización de la higiene menstrual en la universidad, sino también un modelo de cómo la colaboración y la solidaridad pueden llevar a cambios estructurales y significativos en la comunidad académica.

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