Actividad institucional
La UAM inviste como doctor 'honoris causa' al bioquímico uruguayo Rafael Radi
La rectora ha entregado al candidato el título y los símbolos que le acompañan (el birrete laureado, el anillo, los guantes blancos y el libro de la Ciencia), y le ha impuesto la medalla de doctor. En su discurso, el profesor ha reivindicado el valor de la ciencia y de un sistema de enseñanza superior sólido.
La rectora Amaya Mendikoetxea y el profesor Rafael Radi. En la imagen inferior, la rectora y el profesor Radi, junto al decano de Ciencias, Manuel Chicharro y la madrina Lourdes Ruiz.
La Universidad Autónoma de Madrid ha investido hoy como doctor honoris causa al bioquímico uruguayo Rafael Radi, en un solemne acto académico presidido por la rectora Amaya Mendikoetxea. La candidatura ha sido promovida por la Facultad de Ciencias.
Rafael Radi es profesor del Departamento de Bioquímica de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República y director del Centro de Investigaciones Biomédicas de (CEINBIO) de la citada universidad de Montevideo, Uruguay. Se doctoró en Medicina en 1989; y en Ciencias Biológicas en 1991; realizó un posdoctorado en la University of Alabama en Birmingham y posteriormente fue profesor en la Facultad de Medicina, director del Departamento de Bioquímica y coordinador del Laboratorio de Oncología Básica y Biología Molecular.
En su discurso de investidura, el profesor Radi hizo referencia a la estrecha conexión histórica, cultural, lingüística y geográfica que existe entre su universidad y la UAM, "que reivindican, en clave iberoamericana, el rol central de la ciencia, la cultura y el arte como elementos transformadores de nuestras sociedades". Al hilo de esta idea, el recién investido doctor honoris causa reflexionó sobre el aporte de las universidades y el sistema científico en los últimos años en el marco de la crisis del COVID-19. Una cuestión que conoce en profundidad dado que, al poco tiempo de comenzar la pandemia fue nombrado coordinador del Grupo Asesor Científico Honorario, máximo órgano asesor de la Presidencia del Gobierno de Uruguay. La labor de este grupo hizo del modelo de reacción de Uruguay un ejemplo a seguir, “evitando confinamientos obligatorios ni restricciones de movilidad a la población y logrando una de las tasas más bajas de morbi-mortalidad dentro de los países de las Américas”, explicó el profesor.
El rol de la ciencia y las universidades
Más allá del momento concreto, “la pandemia le brindó a Uruguay la oportunidad de visibilización del rol de la ciencia y la función decisiva de las universidades para la generación de personal científico de alta calidad, con la formación y flexiblidad necesarias para entender e intervenir con conocimiento y en forma rápida en temas emergentes”, afirmó el profesor. En este sentido, afirmó que la ciencia tiene mucho que decir ante algunos de los grandes desafíos que enfrentan los Estados –“como futuras epidemias, resistencia antimicrobiana, cambio climático, crisis energética, pobreza e inseguridad públicas”– y también en un mundo invadido por noticias falsas, apriorismo y escepticismo. “el desarrollo de la metodología científica, lo que implica la demostración verificable y reproducible de los hechos que se investigan y la diferenciación entre especulación y demostración, se vuelven fundamentales para acercarnos un poco más a la verdad y entender y proyectar las naturaleza y funcionamiento de nuestro planeta y el cosmos”.
Derecho a la ciencia
El profesor reivindicó en su intervención el derecho a la ciencia, formulado explícitamente en la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 y ratificado por las Naciones Unidas en 1966 con fuerza de legislación internacional. "Como ciudadanos tenemos derecho a ejercer la actividad científica, tenemos derecho a acceder en forma abierta a la información y conocimientos científicos y tenemos el derecho a beneficiarnos de lo producido por la actividad científica". En palabras del profesor, estos tres ejes del derecho humano a la ciencia "deben ser tomados como una bandera fundamental de las universidades públicas en su vocación transformadora de nuestra la realidad".
También abogó por un sistema educativo superior y universitario sólido, capaz de generar los recursos humanos e infraestructuras necesarios para responder rápidamente a desafíos que puedan aparecer. “Reivindico el valor de sostener procesos de formación e investigación de largo aliento, estructurar grupos potentes y estables y seguir insistiendo a nivel de nuestros gobiernos en la adecuación de los presupuestos nacionales que tomen en cuenta la accesibilidad a la matrícula universitaria por parte de clases sociales menos favorecidas, el aumento del número de carreras y la importancia de un mayor desarrollo del sistema científico que pueden impactar a todos los niveles de la vida nacional tanto a nivel público como del sector privado”, concluyó.
Por su parte, la rectora dio la bienvenida al profesor Radi a la gran familia de la UAM y aprovechó su intervención para reflexionar sobre lo que representa la concesión de un doctorado honoris causa –“que se concede a aquellos que, por aportes a la sociedad, a una disciplina o al conocimiento merecen ser reconocidos como un ejemplo, paradigma o modelo de veda a seguir por parte de la academia”– y los objetos que se entregan al candidato, “que encierran toda una exaltación de la docencia y la sabiduría”.
La rectora habló también de resiliencia, “esa palabra que comenzamos a utilizar con la pandemia y que invita a no rendirse ante las adversidades”; y del exilio, “como nueva forma de adaptarse en el mundo, cambiar la forma de vivir”.
“Vivimos en un mundo en tránsito; fluido, convulso, en guerra, lleno de noticias falsas”, afirmó la rectora. Ese mundo nos obliga a abandonar nuestros viejos esquemas y caminar hacia un futuro impredecible. En este contexto, Mendikoetxea quiso terminar su intervención asegurando que “tenemos la obligación de construir un futuro, pero no podemos hacerlo sin contar con el pasado” y confiando en que sea precisamente la ciencia “la que nos ilumine y nos guíe en este transitar”.
Un solemne acto académico
El acto comenzó con la reunión de la presidencia y la comitiva académica, que se dirigieron a la Sala Polivalente de la Plaza Mayor al son del coro y la orquesta de la UAM. Una vez situados en sus puestos, han permanecido de pie con la cabeza descubierta, mientras el coro interpretaba Veni, Creator.
La secretaria general, Alma Rodríguez, ha leído el acuerdo del Consejo de Gobierno por el que se concede el grado de doctor honoris causa por la UAM a Rafael Radi, a iniciativa del Departamento de Biología Molecular.
A continuación, la madrina, Lourdes Ruiz, directora del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa fue a buscar al candidato, que entró en el salón revestido de toga y muceta.
En su laudatio, la madrina repasó la trayectoria personal y profesional del profesor, subrayando no sólo su excelencia investigadora, sino también otras facetas como su compromiso social. “Por la excelencia de su carrera investigadora, con sólidos y contrastados logros científicos; su capacidad de liderazgo manteniendo a la vez una activa mentorización de investigadores más jóvenes, así como por su curiosidad intelectual, su generosidad y actitud colaborativa y cercana, solicito proceder a la investidura del profesor Rafael Radi como doctor honoris causa por la Universidad Autónoma de Madrid”.
Tras la glosa, la rectora entregó al escritor el título y los símbolos que le acompañan –el birrete laureado, el anillo, los guantes blancos y el libro de la Ciencia– y le impuso la medalla de doctor, dándole la bienvenida al Colegio de Doctores y Doctoras de la Universidad Autónoma de Madrid.
Los discursos de Radi y la rectora pusieron el colofón al acto, que concluyó con la interpretación del Gaudeamos Igitur a cargo del Coro de la UAM, bajo la dirección de José María Álvarez.
Al acto asistieron el rector de la UAM entre 2009 y 2017, José María Sanz, y el rector de la Universidad Carlos III de Madrid, Juan Romo, así como la embajadora de Uruguay en España; el presidente del Consejo Social de la UAM, Arsenio Huergo; miembros del equipo de gobierno; decanos y decanas; miembros de la comunidad universitaria y familiares del profesor Radi.