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l Instituto de Investigaciones Biomédicas Sols-Morreale (CSIC-UAM) potencia la investigación en enfermedades raras

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l Instituto de Investigaciones Biomédicas Sols-Morreale (CSIC-UAM) potencia la investigación en enfermedades raras

Se impulsa la creación de una Red de Enfermedades Raras para fomentar la colaboración entre los científicos del CSIC que estudian alguna de las más de 7.000 patologías de baja prevalencia y que en España afectan a tres millones de personas

15/11/2024UCCUAM
Isabel Varela, Pilar López Larrubia, Pascual Sanz, Pura Fernández y Jordi Pérez Tur

Isabel Varela, Pilar López Larrubia, Pascual Sanz, Pura Fernández y Jordi Pérez Tur

La colaboración entre hospitales y centros de investigación en el campo de las Enfermedades raras (ER) cuenta desde ahora con una nueva iniciativa para potenciar la investigación de las más de 7.000 patologías consideradas poco frecuentes, las cuáles en conjunto, afectan a unos 300 millones de personas en el mundo, y a tres millones en España. Se trata de la creación de una Red de Enfermedades Raras del CSIC (RER-CSIC), la primera Red de investigadores del CSIC para el estudio de estas patologías. La RER-CSIC ha sido financiada gracias a un Proyecto Intramural Especial (PIE) del CSIC y en la actualidad aglutina a 120 grupos de investigación de numerosos centros del CSIC de toda España.

La directora del Instituto de Investigaciones Biomédicas Sols-Morreale (IIBM), Pilar López Larrubia, es la investigadora principal del PIE y una de las 2 coordinadoras de la RER-CSIC. Gracias a esta iniciativa, López Larrubia pretende reforzar al IIBM, así como a un gran número de científicos como referentes en la investigación en ER, un área relevante en el árbol de la medicina y con frecuencia poco atendida. En el IIBM existe desde hace tiempo el Departamento de Enfermedades Raras, que engloba a 7 grupos de investigación que estudian las causas genéticas y los mecanismos moleculares de algunas de estas patologías poco prevalentes con el objetivo de mejorar su diagnóstico y promover el diseño de nuevas terapias. El IIBM se singulariza, entre otros aspectos, por ser el único centro del CSIC con un Departamento de ER.

Tanto Pilar López Larrubia como el segundo coordinador de RER-CSIC, el investigador Pascual Sanz del Instituto de Biomedicina de Valencia (IBV), impulsarán el conocimiento y abordaje multidisciplinar de estas patologías y contribuirán a dar respuesta a una inquietud creciente de la sociedad actual respecto a la necesidad de atención que necesitan estas enfermedades minoritarias. RER-CSIC repercutirá en la mejora del diagnóstico y posibilidad de tratamiento de las personas afectadas por ER, pero además contribuirá a entender mejor el funcionamiento de las células que componen el cuerpo humano, pudiendo poner de manifiesto procesos biomoleculares esenciales en la salud y en la enfermedad. López Larrubia es consciente de que las ER, debido a su complejidad y heterogeneidad, presentan enormes retos que requieren de un esfuerzo colaborativo: “la amplia experiencia, interdisciplinariedad y excelencia científica de los grupos del CSIC hacen que este organismo tenga el potencial necesario para marcar una diferencia significativa en la comprensión y el abordaje terapéutico de estas enfermedades en nuestro país, compromiso que va de la mano de más financiación”, concluye la coordinadora Red de Enfermedades Raras del CSIC.

Para celebrar el establecimiento de la RER-CSIC, durante los días 28 y 29 de octubre de 2024, se llevará a cabo la Primera Reunión de esta red, en el Salón de actos Gabriella Morrealle del IIBM. En dicho encuentro, que será inaugurado por Isabel Varela (Vocalía asesora de la Presidencia CSIC), en representación de Eloísa del Pino, se van a dar cita la mayoría de los investigadores expertos en ER que ya forman parte de la RER-CSIC para compartir estrategias científicas y tecnologías que ayuden a avanzar en el conocimiento fisiopatológico de las ER.

El reto de diagnosticar una enfermedad rara

Lo que caracteriza a las más de 7.000 enfermedades raras, actualmente descritas, es su baja prevalencia, ya que afectan a menos de 50 personas de cada 100.000. De los más de 300 millones de personas que conviven con alguna de estas patologías, el equivalente a un 6-8% de la población mundial, tres millones habitan en España. Dentro de las ER, existe otra subcategoría conocida como las enfermedades “ultrarraras”, que afectan a menos de una persona por millón, pero que, en conjunto, y pensando en el número de habitantes de nuestro planeta, constituyen un porcentaje muy significativo. 

La posibilidad de ofrecer una respuesta a una familia que carece de un diagnóstico es el “beneficio más inmediato” que puede ofrecer la investigación encaminada a conocer las bases genéticas de las ER, explica Víctor Luis Ruiz Pérez, director actual del Departamento de Enfermedades raras del IIBM. Para el investigador, la ciencia básica y la clínica se complementan para trabajar por un mismo fin: “siempre me ha atraído investigar para dar fin a la incertidumbre de una familia que desconoce el origen de la enfermedad que afecta a alguno de sus miembros”, comenta el investigador. El especialista en la genética y la fisiopatología de ER es un ejemplo de las sinergias que ocurren entre los clínicos y la investigación básica: “en numerosas ocasiones nuestro trabajo de investigación ayuda a los médicos a proporcionar un diagnóstico genético certero a un paciente con una patología minoritaria. Los grupos que trabajamos en genética buscamos la causa de la enfermedad, bien identificando nuevos genes causantes de dicha patología, o bien determinando si una variante genética detectada en un gen previamente asociado la enfermedad, es realmente patogénica”, explica Ruiz Pérez.

La nueva RER-CSIC tiene objetivos claros y entre ellos aquellos que afectan a todas las enfermedades raras: obtener un rápido diagnóstico del paciente afectado por la enfermedad, ampliar el conocimiento fisiopatológico de dicha enfermedad y desarrollar tratamientos para paliar o curar la patología rara. “Tenemos que investigar para mejorar la calidad de vida de los pacientes que sufren estas patologías raras, esto es un deber primordial, pero además los investigadores en este campo queremos recalcar la importancia de la investigación básica, porque el conocimiento biológico generado al estudiar los mecanismos moleculares que causan estas patologías, puede también ser aplicado a enfermedades de mayor prevalencia, y, por tanto, el beneficio sería mayor”, argumenta Ruiz Pérez. La obtención de un diagnóstico temprano es vital en las ER, ya que permite adoptar medidas preventivas adecuadas en relación con el devenir de la enfermedad, como advierte la Federación Española de Enfermedades Raras (FEDER), que agrupa a 3.069 patologías en España, de las que se tiene constancia. En la actualidad, el diagnóstico molecular de pacientes con ER se lleva a cabo mayoritariamente a través de un análisis de secuenciación genómica masiva, es decir secuenciar el ADN completo del paciente, o bien los genes candidatos. El desarrollo de esta metodología ha facilitado la detección de nuevas variantes genéticas, lo que ha supuesto una revolución en el estudio de las ER. Sin embargo, “a veces se detecta una variante poco frecuente en el gen candidato, pero de significado incierto, por lo que no se puede concluir si dicha variante es la causante de la enfermedad rara en este paciente, lo que nos conduce a realizar nuevos análisis, como estudiar otros posibles genes candidatos”, concluye Ruiz Pérez. 

Genes conservados en la historia evolutiva de la vida

La ciencia básica ayuda a entender los mecanismos fisiopatológicos de una enfermedad, contribuyendo posteriormente al diagnóstico y al diseño de nuevos tratamientos. El equipo de investigación que dirige el Dr. Ricardo Escalante en el IIBM y uno de los grupos de la RER-CSIC, estudia un mecanismo molecular esencial para el correcto funcionamiento de las células y que se encuentra alterado en algunas ER. Se trata del proceso de autofagia. “La autofagia es un mecanismo de degradación intracelular que permite a las células deshacerse de proteínas y orgánulos defectuosos, lo que resulta esencial para el correcto funcionamiento de las células“, explica Escalante.

Este investigador trabaja, desde la ciencia básica, en varias enfermedades raras utilizando modelos experimentales sencillos. Si bien el ratón o el pez cebra son los organismos modelo más utilizados, la investigación básica en ER también se realiza en células eucariotas más simples, como la levadura de la cerveza (Saccharomyces cerevisiae), o la ameba (Dictyostelium discoideum). “Ambos modelos resultan muy útiles en la experimentación del laboratorio por permitir simplificar procesos que ocurren también en el ser humano”, argumenta Escalante. La utilidad científica de estos organismos modelo en la investigación en ER radica en que la causa de algunas de estas enfermedades son mutaciones en genes que están muy conservados a lo largo de la historia evolutiva de la vida. “En algunos casos, la mutación que conduce a una enfermedad en el ser humano afecta igualmente a una ameba, ya que ciertas rutas moleculares son similares en ambos organismos y están conservadas desde hace millones de años”, ilustra el científico. De todas formas, continua el investigador, “el uso de estos modelos, aunque nos permite entender aspectos básicos del funcionamiento de las células, no evita la necesidad de utilizar modelos más complejos, como el ratón, especialmente cuando se quiere ensayar una terapia para la enfermedad”.

La interacción entre grupos de investigación del CSIC, unos trabajando desde un punto de vista de ciencia básica, otros más tecnológico, otros más social, es clave para hallar y/o mejorar el diagnóstico de los pacientes afectados por una patología minoritaria, así como para encontrar tratamientos que les ayude a paliar o curar su enfermedad. 

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