Un junco finito para escribir como en 'El infinito en un junco'

Un grupo de 30 participantes empuñando un fino tallo de junco acudieron ayer al taller de escritura de jeroglíficos desarrollado en la Biblioteca de Educación. 

La iniciativa, organizada por la Oficina de Actividades Culturales de la Universidad Autónoma de Madrid, estuvo dirigida por  Francisco L. Borrego Gallardo, profesor del Departamento de Historia Antigua, Medieval, Paleografía y Diplomática de la UAM, y se engloba dentro de la celebración del Día del Libro, consiguiendo un gran éxito de participación por parte de la comunidad universitaria.

Los improvisados escribas aprendieron a trazar nombres propios, componer mensajes y ejercieron de copistas de textos matemáticos, relatos y cartas. Pudieron conocer cómo se hacían los libros en Egipto y cómo funcionaba la escritura jeroglífica y la hierática, así como la fabricación de tinta con carbón vegetal, agua y goma arábiga. El cálamo empleado estaba confeccionado con un junco y también utilizaron una caña, que es lo que se usó para escribir en Egipto desde la llegada griega (en torno al 332 a.C.).

En el silencio de la biblioteca se pudo escuchar durante dos horas el rasgar de los cálamos sobre las hojas de papiro o sobre los fragmentos de cerámica a modo de "ostracon", emulando la escritura del Antiguo Egipto, tal como la describe Irene Vallejo en El infinito en un junco.