LA UAM, un entorno igualitario

Es cuando en una investigación o análisis se omite indagar sobre cómo son conceptualizadas las relaciones de género o sobre cómo impacta el objeto de estudio en las mujeres, los hombres o las relaciones de género. Se trata de un defecto grave en el análisis que ocasiona errores importantes en los resultados de la investigación. Algo parecido ocurre al diseñar programas o políticas públicas que omiten o marginan esa indagación (un análisis con enfoque de género). Tres son los tipos de sesgos de género: androcentrismo (identificar lo masculino con lo humano e invisibilizar a las mujeres), insensibilidad de género (al no considerar las variables sexo y género como significativas para la comprensión del objeto de estudio, de forma que no se abordan los efectos diferenciados en mujeres y hombres y se tiende a perpetuar las desigualdades) y los dobles estándares (usar diferentes criterios para analizar una problemática parecida o idéntica para hombres y mujeres).

Hace referencia a las horquillas dentro de las cuales deben estar los porcentajes de participación de mujeres y hombres para que sean equilibrados. Se entiende por composición equilibrada “la presencia de mujeres y hombres de forma que, en el conjunto a que se refiera, las personas de cada sexo no superen el sesenta por ciento ni sean menos del cuarenta por ciento” (Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, Disposición adicional primera). (Glosario, IV Plan)

Es una medida que muestra la distancia entre mujeres y hombres respecto a un mismo indicador. Suele medir las diferencias en función del género respecto a las oportunidades de acceso y control de los recursos políticos, económicos, sociales y culturales, entre otros. Las brechas de género se expresan en todas las áreas de la sociedad y también en la Universidad, en sus órganos de gobierno y sus tres colectivos (PDI, PTGAS y estudiantado). Por ejemplo, el número escaso, inferior al 20%, de mujeres estudiando en carreras de Ingeniería o Matemáticas revela la existencia de una brecha de género en esas carreras. (Glosario, IV Plan).

Es la diferencia entre las retribuciones que reciben los hombres y las mujeres por realizar un trabajo de igualdad valor. Se calcula identificando la diferencia entre la ganancia salarial media de los hombres y de las mujeres, expresada como un porcentaje del salario masculino. Por ejemplo, por término medio, las mujeres de la UE ganan alrededor de un 16% menos por hora que los hombres y esa brecha tiene múltiples impactos dado que las mujeres obtienen menos ingresos a lo largo de su vida, tienen pensiones más bajas y un mayor riesgo de pobreza en la tercera edad (Instituto de las Mujeres, 2014). (Glosario, IV Plan).

Se produce cuando en un determinado sector o ámbito laboral o educativo, las personas de un sexo no ocupan los puestos más altos. Cuando hay una representación menor o nula de mujeres en puestos importantes también se conoce como “techo de cristal”. Se trata de un fenómeno que reproduce las desigualdades de género dado que las mujeres suelen tener mayores dificultades de acceso profesional (peores salarios, condiciones de trabajo), aun estando cualificadas para ello. Aunque son múltiples los factores que causan este tipo de discriminación de género (la segregación horizontal en carreras con menor estatus social, la desigual distribución de los cuidados, las tasas más altas de rotación de las mujeres debido a esa sobrecarga de trabajo —dobles o triples jornadas—, entre otras), es importante señalar que perduran estereotipos de género en la evaluación sobre la idoneidad de las personas para ciertos trabajos y tareas, en especial, en el ámbito del liderazgo. (Glosario, IV Plan).

Es cuando en el ámbito laboral y/o educativo, incluido el universitario, se concentra un número elevado de mujeres u hombres en ciertas ocupaciones o titulaciones, es decir, es la “subrepresentación o sobrerrepresentación de un género en un sector laboral o educativo”. Tal sería el caso, por ejemplo, dentro de la UAM de las carreras de ingeniería o de profesorado de educación física, carreras en las que hay una brecha de género y los hombres constituyen la inmensa mayoría del estudiantado o el profesorado. Por su parte, en las carreras vinculadas a los cuidados, la mayoría son mujeres. (Glosario, IV Plan).

Se refiere a la gran diferencia que hay entre la presencia de hombres y mujeres conforme van progresando en sus carreras profesionales. Así, por ejemplo, las mujeres matriculadas en la UAM en el curso 2021-22 son el 61% del estudiantado, en el máster descienden al 57,2% y en el doctorado sólo se matriculan el 54,61%. Este efecto se acentúa en el caso de la carrera académica, puesto que la presencia de las mujeres en las diferentes categorías profesionales va disminuyendo, siendo muy limitada su presencia en el caso de las cátedras en todas áreas de conocimiento. (Glosario, IV Plan).