¿Qué Grado estudiaste en la UAM y cuándo te graduaste?.
Estudié el grado de Traducción e Interpretación, con especialización en inglés y alemán. Me gradué en 2018.
¿A qué te dedicas ahora y en qué consiste tu trabajo diario?.
Actualmente curso un máster de Comunicación Intercultural en la Universidad de Maryland gracias a la beca Fulbright de Ampliación de Estudios.
¿Cómo se relaciona tu trabajo con lo que estudiaste?. ¿Qué aprendiste en la Universidad que te es útil ahora?.
Aunque pueda sonar grandilocuente, lo cierto es que el grado en Traducción e Interpretación me ayudó a descubrirme y retarme como persona y como estudiante. Durante los años del grado, fui poco a poco enredándome en numerosas cuestiones relativas a cómo la traducción nos obliga a plantearnos de manera constante nuestra posicionalidad respecto a conocimientos y mundos otros. Así, me ayudó a desarrollar inquietudes relacionadas con la visibilidad de la traducción, la importancia de la creatividad como espacio de acción política y la necesidad de plantearnos la relación entre la práctica traductológica y la teoría de la traducción como dos espacios que deben ir siempre de la mano. En este sentido, el grado me dio las bases necesarias para alcanzar una conciencia crítica con respecto a las desigualdades y la arbitrariedad de nuestra sociedad; aspectos que siempre convergen en el papel y en la manera en que nos acercamos a otras lenguas (culturas) en el momento de traducirlas y de establecer un diálogo democrático con ellas. Todos estos aspectos (que abarcan siempre mucho más allá de aprender las gramáticas de otros idiomas) fueron los que me empujaron a seguir desarrollándome en el terreno académico en la actualidad.
¿Qué recuerdos tienes de tu vida universitaria en la UAM?. ¿Qué es lo que más recuerdas de aquella época?.
Grandes amistades, profesores entregados a su labor, libertad para desarrollar tus inquietudes traductológicas y del mundo de la interpretación y una frase: «¡Necesito más contexto para traducir!».
Aun habiendo acabado ya el grado, conservo un bellísimo grupo de amistades que fueron el apoyo principal durante la carrera: sus risas, su complicidad, su manera de dialogar y ofrecer nuevas visiones de un mismo tema, su falta de competitividad en pos de una comunidad que se ayudaba y compartía sus descubrimientos a la hora de traducir un texto… creo que nunca podré expresar lo agradecido que estoy por haber encontrado a mi segunda familia (nuestra Ala Derecha, como nos llamábamos dado que nos sentábamos siempre en las mesas de la derecha) en la universidad.
Asimismo, tuve mucha suerte con algunos de mis profesores: es gracias a ellos que aprendí de mis errores, que abracé con gusto la vulnerabilidad que supone enfrentarse a un texto foráneo y equivocarse. Siempre encontré en ellos espacios donde poder desarrollar inquietudes más personales relativas a la traducción que iban más allá de las guías docentes.
El grado de Traducción e Interpretación ofrece numerosas posibilidades para encontrar tu espacio. En mi caso, descubrí mi pasión por la teoría de latraducción, la traducción literaria y la literatura comparada. Otras quedaron prendidas de la traducción jurídica, y otras muchas abrazaron para siempre la entretenidísima (y estresante) vía de la interpretación, valorando así la belleza de las palabras orales, vivas, que se escapan del texto.
Finalmente, guardo muy buen recuerdo de las oportunidades que la universidad me ofreció para poder seguir desarrollándome en otros países. Así, gracias a becas como la Erasmus o la MAEC tuve la suerte de poder estudiar y hacer prácticas en Viena y Berlín.
¿Qué consejo le darías a alguien que esté pensando en estudiar el mismo Grado?. ¿Y a alguien que esté a punto de graduarse?.
¡Tengo tantos consejos! Pero me limitaré a cuatro: valora el compañerismo (las traducciones se enriquecen en comunidad), no tengas miedo a cambiar de opinión (a aceptar tus errores, a reconocer que bucear en otras lenguas es mucho más difícil y estimulante de lo que podrías creer), recuerda que la teoría no es tu enemiga sino un espacio en el que valorar la importancia crítica y política de lo que haces y únete a la asociación de estudiantes de traducción La Jerónima.
En cuanto a aquellos que están a punto de graduarse, creo que en estos tiempos en los que los límites de lo verosímil parecen haberse ensanchado no nos queda otra cosa que saber navegar en la incertidumbre. Más allá de eso, yo siempre creo que uno debe tratar de averiguar qué es lo que desea seguir desarrollando tras el grado y tratar de encontrar la vía para alcanzarlo. Si hay algo que latraducción y la interpretación ofrecen es la posibilidad de desarrollar nuevas inquietudes. Durante el grado has descubierto que para traducir necesitas saber un poco de todo (¡recuerdo un examen de traducción en el que tuvimos que informarnos sobre cómo se manufacturan alfombras turcas!) y que ese proceso de aprendizaje es apasionante. Quizá lo que quiero decir es que la traducción te enseña a valorar y disfrutar del proceso que existe siempre antes de alcanzar la meta. En este sentido, no se me ocurre otro consejo que seguir disfrutando (y aprendiendo) de ese proceso que nos lleva a sitios insospechados y apasionantes. Quizás he vuelto al inicio de mi consejo, pero lo matizo: saber navegar en la incertidumbre y aprender a disfrutar de esa travesía tan incierta.
¡Qué abstracto todo, ya lo siento, yo todavía sigo tratando de aprender a navegar!