Orden y desorden en el universo. Un estudio sobre la experiencia de pensamiento del ‘Timeo’

¿Imaginas estar en la piel del artesano divino? ¿Cómo habría hecho para crear todo el cosmos? Platón responde a esta pregunta en el Timeo, ofreciendo un experimento mental que consiste en ordenar un caos primordial.

En un trabajo reciente propongo una nueva interpretación del Timeo de Platón, en la que el mito cosmológico se identifica con un experimento mental. El discurso del Timeo nos pregunta qué haríamos si fuéramos un artesano divino encargado de dar forma al universo, poniendo orden en un entorno caótico. 

Tras adoptar tres criterios para pertenecer a la categoría de experimento mental (1: contrafactualidad; 2: necesidad de producción de imágenes; 3: progreso cognitivo), argumento en dicho trabajo que el discurso del Timeo contiene tanto una secuencia de argumentos deductivos como la posibilidad de combinar estos argumentos en diferentes modelos mentales del universo.

En su comentario al Timeo, Cornford considera que el conocimiento del universo no es accesible a través de la experiencia empírica: "La perfección de la visión microscópica no puede acercarle a la verdad, porque la verdad no está en el extremo más alejado de su microscopio. Para encontrar la realidad, harías mejor en cerrar los ojos y pensar". 

El proyecto cosmológico de Platón, desarrollado en el Timeo, sugiere que el universo, tal y como lo concebimos, es el resultado de una labor demiúrgica de ordenación del caos primordial. La forma en que se cuenta la historia del ordenamiento del universo es tan importante como su contenido. El Timeo ofrece al lector un mito verosímil (eikôs muthos), en el que un artesano divino reproduce, en su obra, las propiedades de un Modelo inteligible que utiliza para realizar el mejor trabajo posible.

Ahora bien, si bien es cierto que el discurso del Timeo propone una secuencia argumentativa encaminada a deducir las propiedades del mundo, cierto número de argumentos parecen, sin embargo, basarse en datos empíricos, el más fundamental de los cuales es, sin duda, el que admite la visibilidad y la tangibilidad del universo (31b4). 

Cerrar los ojos y pensar, razonar a priori, contemplar un modelo inteligible, no parece, sin embargo, una condición suficiente para conocer el universo. Derivar, de forma puramente abstracta, las propiedades del cosmos que se desprenden del hecho de que es una imagen de lo inteligible podría muy bien conducir a descripciones diferentes de la que propone el Timeo. Por ejemplo, una de estas descripciones presenta el mundo como compuesto de cinco sub-cosmos, cada uno de los cuales ejemplifica las formas de los cinco sólidos que se introducen en la segunda parte del discurso (53b-56c). 

Algunas de las conclusiones propuestas por el Timeo, como la constitución de los cuatro elementos, la configuración del cuerpo del universo y la naturaleza del alma del mundo, no son verificables empíricamente. Dicha verificación requeriría no sólo el uso de un microscopio, para percibir lo que no es visible, sino también de un macroscopio (como el telescopio espacial de James-Webb), que proporcionaría un punto de vista externo y una visión exterior del universo.

En resumen, el mito cosmológico del Timeo requiere algo más que la argumentación y la consideración de datos empíricos. Lo que se nos ofrece en este relato es una experiencia única que consiste en ponernos en la piel de un artesano divino, el Demiurgo, para intentar, nosotros mismos, hacer el universo.

El objetivo de este estudio es demostrar que el discurso del Timeo puede entenderse como el experimento mental de construir un modelo mental del universo en toda su complejidad. Más concretamente, la experiencia del Timeo implica tres aspectos diferentes: i) una derivación de las propiedades del mundo mediante deducciones válidas; ii) la asunción de la verdad de un cierto número de premisas (en su mayoría axiomas teóricos, pero también algunos datos empíricos); iii) la disposición de los argumentos y sus conclusiones dentro de una configuración unificada y plausible. Este último aspecto implica que las conclusiones del relato cosmológico no pueden alcanzarse únicamente mediante el uso de argumentos deductivos, sino que también es necesaria la producción de una imagen mental que integre los diferentes bloques argumentativos dentro de una representación unificada del universo.

En este sentido, intentaremos mostrar que la distinción entre logos y muthos en el Timeo también adopta la forma de una complementariedad necesaria entre los argumentos y la producción de imágenes. Puesto que una no puede lograrse sin la otra, nuestro análisis del Timeo sugiere que el experimento propuesto contribuirá a justificar la opinión de que los experimentos mentales son originales en la medida en que permiten adquirir nuevos conocimientos mediante la producción de un modelo mental (mental model), basado en la forma en que puede ordenarse e incluso reordenarse el material argumentativo.

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Luca Pitteloud es Profesor de Filosofía en la Universidad Federal del ABC (São Paulo) e investigador María Zambrano en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Madrid. Realizó su doctorado en la Universidad de Friburgo (Suiza) en 2012 y ha sido investigador postdoctoral en varias universidades brasileñas, incluyendo la Universidad de Brasilia, la Universidad Federal de Pará y la Universidad Federal de Río de Janeiro. En 2019, fue profesor visitante en el CNRS de París y obtuvo su Habilitación en 2021 en la Universidad de Friburgo. Su trabajo se centra en la historia de la filosofía antigua, la metafísica y la cosmología. Además, es miembro del equipo editorial de PLATO JOURNAL: The Journal of the International Plato Society.