Investigation
Acústica Pasiva: el avance de una metodología emergente para el seguimiento de fauna y la evaluación de ecosistemas
Existen animales huidizos, difíciles de observar y, por tanto, de estudiar. Sin embargo, muchas veces hacen constar su presencia a través de sonidos derivados de su actividad biológica, como son los ultrasonidos de los murciélagos o los cantos en épocas reproductoras de anuros y aves. Por ello, la grabación de sonidos a través de sensores automáticos (acústica pasiva), una técnica emergente que permite monitorear poblaciones animales sin alterar su comportamiento, es una metodología de creciente uso y gran potencial, no sólo en estudios actuales de ecología, etología o conservación, sino también para documentar la biodiversidad de un planeta sujeto a un acelerado cambio global.
“Escuchando la naturaleza”. Portada de la revista BioScience, donde los investigadores publicaron una revisión sobre acústica pasiva y sus aplicaciones.
Una amplia variedad de animales (mamíferos, aves, anuros y algunos peces, reptiles y artrópodos) producen sonidos para comunicarse o durante la realización de sus actividades diarias. Además, la naturaleza de algunas especies hace que su estudio con métodos visuales sea especialmente difícil de realizar: hábitos de vida nocturna, comportamiento huidizo, periodos de actividad en momentos muy puntuales, etc. Es por ello que, para muchas especies, se ha propuesto su estudio mediante acústica pasiva, es decir, la grabación de sonidos con sensores automáticos orientada al seguimiento y evaluación de las poblaciones animales y los ecosistemas.
Los primeros estudios basados en acústica pasiva se remontan a los años 90. En la actualidad, esta técnica ha aumentado su popularidad notablemente , principalmente desde la década del 2010, debido al abaratamiento de los equipos automáticos que son cada vez más sofisticados. El avance de las nuevas tecnologías permite que las grabaciones puedan realizarse con sensores capaces de ser programados para grabar automáticamente en determinadas horas e intervalos, mejorando el proceso de recogida de datos. Así, este método de muestreo, no requiere la presencia del investigador. “Es un método que facilita la recogida de datos a gran escala, tanto temporal como espacial, y también genera menos alteraciones en el comportamiento de la fauna muestreada” – afirman los investigadores Larissa S. M. Sugai y Diego Llusia (Universidad Autónoma de Madrid) que han revisado recientemente la aplicación de esta técnica en ecología–. “Además, en el mercado ya hay disponibles equipos a precios reducidos, lo cual permite ampliar los puntos de muestreo, cubriendo más terreno y pudiendo adaptar la distribución de los aparatos al comportamiento de la especie de interés”.
No obstante, aún queda terreno por cubrir en el avance de esta nueva metodología. La mayoría de los estudios se han centrado en murciélagos, aunque también se han aplicado en otros mamíferos no voladores, anuros, aves e invertebrados. Recientemente, se han realizado también al estudio de paisajes sonoros para caracterizar la acústica general de un ambiente determinado a lo largo del tiempo o en comparación con otros ambientes. Sin embargo, en muchos casos, los científicos se encuentran con ciertas dificultades a la hora de manejar el gran volumen de datos generado y extraer información biológicamente interpretable, como la identificación de los cantos registrados de las distintas especies y sus patrones de actividad. “Se está avanzando en el desarrollo de programas para el análisis automático de señales acústicas que permitan identificar las distintas especies en largas series de datos . Hasta ahora, la mayor parte de las investigaciones combinan una parte de análisis automático y otra manual” – han observado los investigadores en uno de sus estudios–. “Por otro lado, los repositorios y fonotecas actuales aún no están preparados para almacenar y transferir las grabaciones obtenidas en muestreos basados en acústica pasiva, dificultando el acceso a estas grabaciones y la posibilidad de compartirlas con la comunidad científica, aunque se están creando iniciativas para solventar este problema. ”Otro de los avances que empiezan a aplicarse en combinación con el uso de esta metodología es la participación ciudadana. Así, voluntarios y aficionados colaboran en el proceso de grabación e identificación de especies, extendiendo el área de estudio y recogiendo un gran volumen de datos. Los científicos instan a aprovechar las ventajas de la acústica pasiva para extender su uso, ya que existen varias regiones de nuestro planeta cuya acústica está aún por explorar. “Desgraciadamente – concluyen los investigadores – estas zonas poco estudiadas tienden a coincidir con lugares en los que existe una gran biodiversidad, como son casi toda Asia, África, la parte sur de Sudamérica y la parte occidental de Oceanía. ”Ante la creciente amenaza de la extinción masiva de especies, estas grabaciones pueden cobrar especial importancia. Se estima que muchos organismos se extinguirán antes incluso de ser descritos. “Nos encontramos ante un ambiente muy probablemente efímero – exponen los investigadores en su artículo – y en caso de fallar en la conservación de algunos organismos, al menos conservaríamos lo que en su día fue el sonido de las especies que ocupaban un determinado hábitat”. De especies recientemente extintas, como el Dodo, no tenemos un registro de sus vocalizaciones. Estas grabaciones, por tanto, pueden contribuir, no solo para estudios actuales en ecología o comportamiento de determinados animales (como conocer su distribución, utilización del hábitat, la época y momentos del día en los que se produce su actividad o las llamadas de apareamiento, etc.), sino que pueden también jugar un papel importante en el futuro, si estos organismos desaparecieran. Estas grabaciones podrían considerarse “fósiles acústicos”, reminiscencias de la actividad biológica de organismos extintos, como lo son los icnofósiles, las huellas o los coprolitos del registro fósil. “Esperemos no fallar en la protección de la biodiversidad y que estas grabaciones no se conviertan pronto en fósiles acústicos de especies o comunidades extintas, en un registro histórico, para las generaciones futuras, de cómo una vez sonaron nuestros ecosistemas”.
Elaboración noticia: Lara de la Cita
Referencias
Sugai, L. S. M., & Llusia, D. (2019). Bioacoustic time capsules: using acoustic monitoring to document biodiversity. Ecological indicators, 99, 149-152.
Sugai, L. S. M., Silva, T. S. F., Ribeiro Jr, J. W., & Llusia, D. (2019). Terrestrial passive acoustic monitoring: review and perspectives. BioScience, 69(1), 15-25.
Sugai, L. S. M., Desjonquères, C., Silva, T. S. F., & Llusia, D. (2019). A roadmap for survey designs in terrestrial acoustic monitoring. Remote Sensing in Ecology and Conservation.