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Blanca y Olga, dos campeonas del mundo en la comunidad UAM
El pasado 20 de agosto la selección española ganó el Mundial femenino de fútbol después de derrotar en la final a Inglaterra por 1-0. Desde la Universidad Autónoma de Madrid queremos felicitar al conjunto de la selección y especialmente a Olga Carmona, goleadora de la final, así como a Blanca Romero, preparadora física del cuadro nacional, ambas forman parte de la UAM.
La selección femenina de fútbol de España se proclamó el pasado 20 de agosto campeona del mundo tras derrotar a Inglaterra por 1-0 gracias a un gol Olga Carmona. En la UAM celebramos la consecución del mundial y felicitamos al conjunto del cuadro femenino y cuerpo técnico por la obtención del título. Además, nos enorgullecemos de que dos integrantes de la expedición nacional formen parte de nuestra universidad, en concreto Olga Carmona, jugadora de la selección y estudiante del grado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte que se imparte en la Facultad de Formación del Profesorado y Educación, y Blanca Romero, preparadora física de la selección y profesora de la Facultad de Formación del Profesorado y Educación.
Hemos tenido la oportunidad de poder conversar con Blanca Romero acerca de estos momentos tan importantes para el fútbol femenino español.
¿Qué se siente cuando después de tanto esfuerzo llega el triunfo?
Aún no soy consciente, es algo tan increíble, tan emotivo que sientes un subidón emocional inexplicable: felicidad, orgullo, agradecimiento, euforia…Es brutal.
¿Cómo llegaste a ser la preparadora física de la selección?
Fue durante la pandemia. La Federación Española organizó unas charlas impartidas por los cuerpos técnicos de los clubes de primera división. Por aquel entonces yo era la preparadora física del Madrid CFF y participé con una ponencia de 30 minutos. A raíz de aquella participación junto con el boca a boca de jugadoras que habían pasado por las categorías inferiores de la selección y alguna de la absoluta, contactó conmigo Jorge Vilda con el fin de conocerme más y valorar si podía ser buena pieza para sumar al engranaje.
Compaginas esta faceta con la docencia. Imaginamos que no es sencillo.
Sí, soy una auténtica privilegiada porque comparto mis dos grandes pasiones: la docencia y el entrenamiento. Compaginarlo puede parecer complicado según donde estés pero he de decir que hacerlo en la UAM, dentro del departamento de Educación Física, Deporte y Motricidad Humana con un equipo (incluyendo al director) ejemplar, lo hace todo mucho más fluido. Por suerte en la selección las ventanas FIFA están fijadas desde muchos meses atrás y eso me permite cuadrar el cronograma con tiempo y poder cambiar clases con compañeros con los que comparto asignatura o itinerario. De hecho, aprovecho para darles las gracias por su apoyo y por ponerme siempre las cosas tan fáciles.
¿La docencia te ayuda en tu faceta como entrenadora y viceversa? ¿Son compartimentos diferentes?
Te diría que son incluso imprescindibles. La docencia me hace estar siempre en continua actualización para dar lo mejor al alumnado y el estar a pie de campo es lo que te permite tener la experiencia para saber qué es más o menos extrapolable a la práctica profesional. Creo que son complementos imprescindibles para intentar ser mejor como docente y como preparadora física.
¿Crees que para las personas profesionales del deporte es importante contar con una formación universitaria?
Pienso que sí, que es algo que te permite tener los pies en la tierra y tener un mayor equilibrio a nivel mental. Es cierto que la dedicación que conlleva ser deportista profesional muchas veces dificulta mucho poder compatibilizarlo, por ello son imprescindibles programas que pueda hacer esto posible de forma real.
¿Qué destacarías de la UAM como universidad?
He de decir que me siento súper orgullosa de formar parte de la Universidad Autónoma de Madrid. La UAM busca la excelencia, cuenta con unos docentes de elevada reputación y una gran repercusión internacional investigadora. Para mí, lo que más me motiva de trabajar aquí es la calidad docente y la responsabilidad de ayudar a que nuestro alumnado crezca profesional y personalmente desarrollando su talento y pasión por lo que hace. “El mundo necesita gente que ame lo que hace” y en eso la UAM es ejemplo.