ATENAS TRAS LA TIRANÍA: LAS REFORMAS DE CLÍSTENES

"Atenas, que ya antes era poderosa, vio por aquel entonces- al desembarazarse de sus tiranos- acrecentado su poderío. En la ciudad descollaban dos hombres: el alcmeónida Clístenes (precisamente el individuo que, según dicen, sobornó a la Pitia) e Iságoras, hijo de Tisandro, que pertenecía a una ilustre familia, si bien no puedo precisar su origen (los miembros de su familia, empero, ofrecen sacrificios a Zeus Cario). Estos dos sujetos se disputaron el poder y Clístenes al verse en inferioridad de condiciones, se ganó al pueblo para su causa. Posteriormente, dividió en diez tribus a los atenienses, que a la sazón estaban agrupados en cuatro tribus, y abolió para las mismas los nombres de los hijos de Ión (Geleonte, Egícoras, Argades y Hoples), imponiéndoles unos nombres derivados de otros héroes, todos locales a excepción de Ayax; héroe al que, pese a ser extranjero, incluyó en su calidad de vecino y aliado de Atenas.
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Éstas fueron, en suma, las medidas que Clístenes de Sición había tomado. Por su parte, Clístenes de Atenas, que era nieto del sujeto de Sición por parte de madre y que se llamaba así en su honor, también debía de sentir, a mi juicio, cierto desprecio personal hacia los jonios, y, para evitar que los atenienses tuviesen las mismas tribus que los jonios, siguió el ejemplo de su homónimo Clístenes. De hecho, lo cierto es que, cuando, por aquellas fechas, consiguió ganarse para su causa al pueblo ateniense (que hasta entonces se había visto marginado sistemáticamente), modificó los nombres de las tribus y aumentó su número, antes exiguo. En ese sentido, estableció diez filarcos en lugar de cuatro y, asimismo, distribuyó los demos, repartidos en diez grupos, entre las tribus. Y, como se había ganado al pueblo, poseía una notable superioridad sobre sus adversarios políticos". (Heródoto, V, 66 y 69).

"Por estas causas se fió el pueblo de Clístenes. Puesto al frente del pueblo en el año cuarto después de la caída de los tiranos, siendo arconte Iságoras, primero distribuyó a todos en diez tribus en lugar de en cuatro, con la intención de mezclarlos y para que tomase parte en el gobierno más número, de donde se dice que no se preocupen de la tribu los que quieren investigar las estirpes. Después hizo el consejo de 500 en lugar de 400, cincuenta de cada tribu, pues hasta entonces eran 100. Y no lo dispuso en doce tribus, para no tener que hacer las partes sobre los trittys preexistentes, pues de cuatro tribus había doce trittys, y así no le hubiera resultado mezclada la muchedumbre.

También repartió el país por demos, organizados en treinta partes, diez de los alrededores de la ciudad, diez de la costa y diez del interior, y dando a éstas el nombre de trittys sacó a la suerte tres para cada tribu, con el fin de que cada una participase en todas las regiones. E hizo compañeros de demo entre sí a los que habitaban en el mismo demo, para que no quedasen en evidencia los ciudadanos nuevos con llamarse por el gentilicio, sino que llevaran el nombre de los demos, desde lo cual los atenienses se llaman a sí mismos por los demos.
Estableció demarcos, que tenían el mismo cuidado que los antiguos naucraroi, pues precisamente hizo los demos en vez de las naucrariai. Dio nombre a los demos, a unos por los lugares, a otros por sus fundadores, pues ya no todos los demos correspondían a los lugares.
Las estirpes y las fratrías y los sacerdocios dejó a cada demo guardarlos según la tradición. A las tribus las señaló como titulares, de entre cien jefes escogidos, los diez que designó la Pitia". (Aristóteles, Constitución de los Atenienses, 21)

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