LA TIRANÍA DE CUMAS

"Aristodemo dejó pasar unos pocos días en los que cumplió los votos a los dioses y aguardó las embarcaciones que llegaban con retraso, y cuando se presentó el momento oportuno, dijo que deseaba contar ante la Boulé lo acaecido en el combate y mostrar el botín de guerra. Una vez reunidas las autoridades en el bouleuterio en gran número, Aristodemo se adelantó para hablar y expuso todo lo sucedido en la batalla, mientras sus cómplices en el golpe de mano, dispuestos por él, irrumpieron en el bouleuterio en tropel con espadas debajo de sus mantos y degollaron a todos los aristócratas. Después de esto hubo huidas y carreras de los que estaban en el ágora, unos hacia sus casas, otros fuera de la ciudad, con excepción de los que estaban enterados del golpe; estos últimos tomaron la ciudadela, los arsenales y los lugares seguros de la ciudad. A la noche siguiente liberó de las cárceles a los condenados a muerte, que eran muchos, y después de armarlos junto con sus amigos, entre los que se encontraban también los prisioneros tirrenos, constituyó un cuerpo de guardia en torno a su persona. Al llegar el día, convocó al pueblo a una asamblea y lanzó una larga acusación contra los ciudadanos que había matado, tras lo cual dijo que éstos habían sido castigados con justicia, pues habían intrigado contra él, pero que, por lo que se refería a los demás ciudadanos, había venido para traerles libertad, igualdad de derechos y otros muchos bienes.
Tras pronunciar estas palabras y colmar a todo el pueblo de esperanzas maravillosas, tomó las peores medidas políticas que existen entre los hombres y que son el preludio de toda tiranía: la redistribución de la tierra y la abolición de las deudas. Prometió ocuparse él mismo de ambas cuestiones, si se le designaba general con plenos poderes hasta que los asuntos públicos estuviesen seguros y se estableciera una forma democrática de gobierno. Como la multitud plebeya y sin principios acogió con alegría el saqueo de los bienes ajenos, Aristodemo, dándose a sí mismo un poder absoluto, impuso otra medida con la que los engañó y privó a todos de la libertad ... Como también consintieron en esto, ese mismo día se apoderó de las armas de todos los cumanos y, durante los días siguientes, registró las casas, en las que mató a muchos buenos ciudadanos con la excusa de que no habían consagrado todas las armas a los dioses, tras lo cual reforzó la tiranía con tres cuerpos de guardia. Uno estaba formado por los ciudadanos más viles y malvados, con cuya ayuda había derrocado al gobierno aristocrático; otro, por los esclavos más impíos, a los que él mismo había dado la libertad por haber matado a sus señores, y el tercero, un cuerpo mercenario, por los bárbaros más salvajes. Estos últimos eran no menos de dos mil y superaban con mucho a los demás en las acciones bélicas. Aristodemo suprimió de todo lugar sagrado y profano las estatuas de los hombres que condenó a muerte y, en su lugar, hizo llevar a esos mismos lugares y erigir en ellos su propia estatua. Confiscó sus casas, tierras y demás bienes, reservándose el oro, la plata y cualquier otra posesión digna de un tirano, y después cedió todo lo demás a los hombres que le habían ayudado a adquirir el poder; pero los más abundantes y espléndidos regalos los dio a los asesinos de sus señores. Éstos, además, también le pidieron vivir con las mujeres e hijas de sus amos". (Dionisio de Halicarnaso, Antigüedades Romanas, VII, 7-8)

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