LA TIRANÍA DE SICIÓN

"Resulta que este último [Clístenes], debido a una guerra que había mantenido contra los argivos, como primera medida suprimió en Sición los certámenes rapsódicos basados en los poemas homéricos, ya que en ellos los argivos y Argos son elogiados muy a menudo. Por otra parte, dado que en plena ágora de Sición había (y sigue allí todavía) un templete consagrado a Adrasto, hijo de Tálao, Clístenes se propuso fervientemente expulsar de la región a ese héroe por ser argivo. Se fue entonces a Delfos y preguntó al oráculo si podía expulsar a Adrastro. Pero la Pitia le respondió diciéndole que Adrasto era rey de Sición, en tanto que él merecía ser lapidado. En vista de que el dios se negaba a ello rotundamente, de regreso a su patria Clístenes se puso a fraguar un plan para que fuera el propio Adrasto quien se marchase. Cuando creyó haber dado con la solución, despachó emisarios a Tebas de Beocia manifestando que quería trasladar a Sición los restos de Melanipo, hijo de Ástaco, cosa a la que accedieron los tebanos. Una vez trasladados a Sición los restos de Melanipo, Clístenes le dedicó un recinto en el mismísimo pritaneo y le erigió una estatua allí mismo, en el lugar más importante de la ciudad.
Clístenes hizo trasladar a Sición los restos de Melanipo (pues este punto requiere también una explicación) pues, en su opinión, era el peor enemigo de Adrasto, dado que había matado a su hermano Mecisteo y a su yerno Tideo. Y, tras haberle dedicado el citado recinto, privó a Adrasto de sacrificios y de fiestas, y se los adjudicó a Melanipo [...] Éstas fueron las medidas que había tomado con respecto a Adrasto. Por lo que se refiere a las tribus dorias, para evitar que los sicionios tuviesen exactamente las mismas que los argivos, les cambió los nombres por otros nuevos. Y, con tal motivo, se mofó descaradamente de los sicionios, pues permutó las denominaciones de las tribus por las palabras 'cerdo', 'asno' y 'lechón', a las que simplemente añadió las desinencias; sólo exceptuó a su propia tribu, ya que el nombre que le impuso aludía al cargo que ocupaba. A partir de entonces los miembros de su tribu se llamaron Arquelaos, mientras que los de las demás recibieron, respectivamente, los nombres de Hiatas, Oneatas y Quereatas. Los sicionios utilizaron esos nombres para designar a sus tribus no sólo durante el mandato de Clístenes, sino también a su muerte, por espacio de sesenta años más. Finalmente, empero, se plantearon el caso y los cambiaron por los de Hileos, Panfilos y Dimanatas; y, a estas tres tribus, añadieron una cuarta, adoptando, en memoria de Egialeo, el hijo de Adrasto, el nombre de 'Egialeos' para designar a sus miembros". (Heródoto, V, 67-68).

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