«Cuanto menos, los años me han enseñado esto: si llevas un lápiz en el bolsillo, hay bastantes posibilidades de que algún día te sientas tentado a utilizarlo».
El pasado 30 de abril fallecía Paul Auster en su muy querida Nueva York. En junio del 2022 fue investido doctor honoris causa en la UAM por la excelencia de su obra literaria y artística, su compromiso social y cultural desde el comienzo de su carrera y por la extraordinaria relevancia que sus textos tienen en el canon literario norteamericano y universal. Fue una ceremonia emocionante, a ratos divertida, en la que el escritor nos regaló un relato inédito que disfrutamos conscientes del privilegio que suponía estar allí, reunidos con él y su mujer, Siri Hustvedt. Pero no solo eso: generoso como era y atento a la evolución intelectual de los jóvenes, se prestó a charlar con todos los estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras que abarrotaron el salón de actos para oírle contar los esplendores y miserias del autor y la escritura.
Durante su investidura, se recordó una trayectoria artística y literaria que, tras 16 novelas, 9 libros de ensayo, 4 libros de poesía y 4 guiones para cine, lo había convertido en uno de los pilares indiscutibles de la literatura norteamericana de los años 80 y uno de los máximos referentes de la posmodernidad literaria.
El más europeo de los escritores estadounidenses contemporáneos comenzó su carrera literaria en París, como traductor y poeta, a finales de los años 60 tras graduarse en Columbia University. Sus traducciones de algunos grandes de las letras francesas como Mallarmé o Sartre constituirían los cimientos de su futura obra literaria.
En 1982 publicó La invención de la soledad, un trabajo de no ficción cuyas reflexiones sobre la figura del autor y el acto de escritura sentarían las bases de la metaficción austeriana desarrollada plenamente a partir de la extraordinaria Trilogía de Nueva York. Una “ciudad existencial” que, de manera recurrente, alimenta sus novelas y sus películas como Smoke (1995), por la cual recibió el Independent Spirit Award a mejor guion original en el año 1996, Blue in the Face (1995), Lulu on the Bridge (1998) y La vida interior de Martin Frost (2007).
Dos libros precedieron su última obra, escrita ya durante su enfermedad: en 2017, la novela 4 3 2 1, una vuelta de tuerca a las causas y efectos que concurren de manera accidental para constituir el azar que gobierna nuestras vidas, y La llama inmortal de Stephen Crane, en 2021, una biografía sobre el autor estadounidense, Stephen Crane.
Baumgartner fue su última novela, una obrita deliciosa y serena sobre la memoria y la vejez.
El pasado 30 de abril fallecía Paul Auster en su muy querida Nueva York. Lo imaginamos tranquilo, preparado, con su humor indemne y consciente, más que nunca de que, como dijera en una entrevista en 2020, “cualquier cosa le puede pasar a cualquiera, en cualquier momento».
Laura Arce
Isabel Veloso
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