Vlia Fidentia aparece mencionada varias veces en distintas fuentes literarias entre los siglos I y III d. C. Las referencias son, por lo general, escuetas pero bastantes precisas y de gran valor para inferir la ubicación de la ciudad en territorio bético. Del testimonio de Plinio, en su conocida lista de ciudades de la Bética, se puede concluir que fue una ciudad de la región de la Bastetania y que se encontraba emplazada entre el Baetis y la costa mediterránea andaluza (Plin. N.H. III, 10). Sin embargo, las dos fuentes más relevantes respecto a la historia del lugar, son los relatos sobre las guerras civiles recogidos en el Bellum Alexandrinum y el Bellum Hispaniense. Ambos relatos sitúan Vlia en el escenario bélico de los conflictos entre pompeyanos y cesarianos a mediados del siglo I a. C y constituyen los documentos más valiosos para el conocimiento de la ciudad (Bell. Alex XLVIII-LXIV y Bell. Hisp. III-VI).
En el Bellum Alexandrinum (Bell. Alex. LX, 2), se narra la expedición del gobernador de la Ulterior, Casio Longino desde Híspalis hasta Corduba y sus cercanías para sofocar la rebelión de Marcelo entre los años 49 y 47 a. C. Al mando de un contingente compuesto por, al menos, dos legiones, cuatro cohortes y caballería, cruza el Guadalquivir desde Corduba, pasando a la orilla sur, y devasta los campos cordobeses. Por su parte, el rebelde Marcelo, cruza también el río con sus tropas, a su orilla sur, pero establece su campamento en la margen norte. El relato señala cómo Longino se dirigió, en una marcha nocturna rápida, hacia Vlia, a la que consigue llegar en una jornada sin tener que cruzar el río. El texto señala, asimismo, que acampó junto a las murallas de la ciudad, pero que la mayoría de las tropas se alojaron dentro de las murallas cuyo perímetro total podían defender.
En el bellum Hispaniense, se narra, en el contexto general de la última fase de la pugna entre César y los hijos de Pompeyo, cómo el primero acude en socorro de Vlia, fiel a su causa, desde sus cuarteles generales de Obulco (Porcuna; Bell. Hisp. III, 3).
El propio César parte desde Obulco hacia Corduba, teniendo que cruzar el Guadalquivir de norte a sur, desde donde marchó hacia la ciudad de Ategua que es mencionada como muy cercana a Vlia.
Otras fuentes más tardías, que se refieren al panorama de la Bética en época alto-imperial, como el Itinerario Antonino y el Ravennate, marcan la distancia entre Vlia y Corduba en XVIII millas y entre la primera e Igabrum (Cabra, Córdoba), en X (It. Ant. 409, 4-6). En el mismo sentido encontramos menciones en el propio Itinerario Antonino (409, 1-4-12, 6), en Ptolomeo (II, 4, 9) y Estrabón (III 2,2), que describen la ruta entre Gades y Corduba, que une las capitales conventuales de la Bética, y las principales ciudades que cruza. Todas las fuentes coindicen en señalar la proximidad de Vlia a Corduba y el paso por la primera en la vía antes de llegar a la capital provincial.
Por último, Dión Casio, en su narración de las guerras civiles, destaca la facilidad con la que César alcanzó Vlia desde Obulco, y una vez allí, donde dejó una guarnición, avanzó hacia Corduba. (Cas. Dio. XLIII, 32).
La lectura de las referencias literarias presenta a Vlia como una ciudad situada en la orilla meridional del Baetis, indudablemente próxima a Córdoba, emplazada en un alto y bien fortificada, lo suficiente para resistir un asedio prolongado. Finalmente, se trataría de un núcleo de población extenso, tal y como indica su importancia en las contiendas y su capacidad para acoger contingentes numerosos.
La polémica sobre la identificación concreta de la ciudad romana de Vlia se remonta al siglo XVI, cuando ya tenemos noticias del erudito Ambrosio de Morales, que la identificó, primero, con Montilla y, posteriormente, con Montemayor. Desde Ambrosio de Morales hasta hace unos decenios, diversos estudiosos se han ocupado de la cuestión con distintas opiniones, más o menos fundadas. A la vista de la información de las fuentes literarias y de algunos materiales arqueológicos, se han propuesto localidades como Úbeda (Jaén), Alcalá la Real (Jaén), La Rambla (Córdoba), Santaella (Córdoba) y Dos Hermanas (Córdoba), como posibles emplazamientos de la ciudad romana, pero la discusión se ha centrado fundamentalmente, en torno a Montilla (Córdoba), Montemayor (Córdoba) y el cercano municipio de Fernán Núñez (Cortijo Cerezo 1990, 19-24; 31; Jurado y Aguilar 1763, 3-4). La información extraída de las fuentes en conjunto, y los hallazgos arqueológicos parecen descartar Montilla y ponen el foco en los enclaves de Montemayor y Fernán Núñez, especialmente en el primero, por la combinación de restos arqueológicos y características topográficas.
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