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Análisis Espacial

La articulación del territorio

La accesibilidad del entorno próximo al yacimiento

La medida de la accesibilidad de un lugar normalmente se hace en función de la distancia que es posible recorrer desde o hacia él en un tiempo determinado. Por ejemplo, qué distancia puede recorrer una persona que, partiendo de un asentamiento y alejándose del mismo camine en línea recta durante una 1 hora. Si ello se midiese en cada una de las direcciones en las que es posible tomar en la partida (radios en torno al asentamiento hasta completar los 360º del círculo), se obtendría una línea isocrona de distancia en torno al yacimiento.

Una isocrona es una línea que une puntos sobre el terreno que están a la misma distancia temporal (por ejemplo, a 2 horas caminando) de otro punto dado (el yacimiento), punto que siempre quedará en el interior del polígono formado por la línea isocrona. Cuanto más fácil de transitar sea el terreno (cuanto más lejos se pueda llegar desde el yacimiento caminando durante 1 hora) mayor será la superficie comprendida dentro de la isocrona.

Aspecto de un mapa de Isocronas. M. ZamoraAspecto de un mapa de Isocronas. M. Zamora

 

Del análisis del gráfico de la figura siguiente se desprende que el Cerro La Almanzora, el de La Celada y el Cerro de las Cabezas son los topográficamente más accesibles, mientras que el Cero de la Cruz es el yacimiento que tiene a su alrededor el terreno más difícil de transitar.

Isocronas de 1 hora de distancia en torno a los yacimientos
Isocronas de 1 hora de distancia en torno a los yacimientos. Un Modelo Digital del Terreno (en color verde) ha servido como base para calcular los polígonos de distancia (en color anaranjado) en torno a cada yacimiento.
El gráfico de barras muestra las hectáreas comprendidas dentro de los polígonos.

 

Los suelos de cultivo

Los tipos de suelo de 1er orden que aparecen en la zona de estudio son tres: entisoles, inceptisoles y vertisoles (Gómez-Miguel 2008).

El tipo de suelo en el entorno de los asentamientos suele estar en consonancia con lo abrupto del terreno circundante. Allí donde la pendiente es más acusada es más difícil encontrar suelos desarrollados (profundos) y por tanto predominan los entisoles, que a su vez son los suelos menos apropiados de toda la zona para el aprovechamiento agrario.

El Cerro de las Cabezas presenta la ventaja de ser el yacimiento que dispone en su entorno de mejores tierras de cultivo con respecto al resto de asentamientos analizados. En concreto, al pie del Cerro de las Cabezas existe una amplia mancha de suelos vertisoles, tipo de suelo de gran fertilidad que se relaciona con el nacimiento de grandes civilizaciones (Gómez-Miguel 2008:182), siendo éste de aquí el último vestigio por el Este de la gran mancha de vertisoles que cubre a grandes rasgos el valle del Guadalquivir.

Sin embargo el entorno inmediato del Cerro de la Cruz es poco propicio para el cultivo agrario,  pues la mayoría del suelo comprendido dentro de la isocrona de 1 hora de distancia está compuesto por entisoles. Ello refuerza la vocación pastoril de la economía del poblado, cuya fauna doméstica estuvo formada en su mayor parte por caprinos y ovinos.

La visibilidad del entorno

El modo más básico en el que el ser humano se relaciona con su entorno es a través del sentido de la vista. Es también el sentido que le permite captar y transmitir información a mayor distancia (comunicación mediante señales visuales). Por ello, es un elemento importante en la articulación de los territorios de la Antigüedad. 

La visibilidad desde los asentamientos ibéricos de la zona es notable, sobre todo la que existe desde el Cerro de las Cabezas. Esta amplia visibilidad desde el enclave de los poblados ayuda a preparar la defensa ante la llegada de posibles atacantes. El factor defensivo parece cobrar mayor importancia durante la baja época ibérica, cuando el ejército romano comienza su presencia en la península ibérica. Por ejemplo, el poblado de Camino del Tarajal se abandona tras el ibérico pleno, pero a su vez comienza la ocupación del vecino cerro de Torre Alta durante el ibérico final, en un emplazamiento más inaccesible y con amplia visibilidad.

 

Diferencia entre el tipo de emplazamiento del yacimiento
Diferencia entre el tipo de emplazamiento del yacimiento del Ibérico Pleno  Camino del Tarajal (B), formación tabular
de cierta altura en el fondo de un corredor entre elevaciones montañosas, y el emplazamiento del yacimiento
del Ibérico Final de Torre Alta (A), sobre un cerro de mayor altura. Foto: M. Zamora.

 

Tan importante como la amplitud de la visibilidad desde los asentamientos es quizás la intervisibilidad de éstos con los demás, necesaria para poder establecer comunicación mediante señales visuales.

El Cerro de la Celada es el único yacimiento que es intervisible con todos los poblados. Le sigue el Cerro de las Cabezas, que mantiene intervisibilidad con todos excepto con el Cerro del Castillo, aunque divisa zonas que están muy cercanas al mismo (a poco más de 200 m de distancia).

Torre Alta es visible desde el Cerro del Castillo, Cerro de las Cabezas, La Almanzora y el Cerro de la Celada, quedando oculto a la vista desde el Cerro de la Cruz debido al obstáculo de la Sierra de los Judíos.

Desde el Cerro del Castillo se puede divisar el yacimiento de Torre Alta, el Cerro de la Cruz y el Cerro de la Celada.

El cerro de la Almanzora es intervisible con el de las Cabezas, el de la Celada y con Torre Alta.

Por último, el Cerro de la Cruz tiene intervisibilidad con el yacimiento central y probablemente más importante de la zona, el Cerro de las Cabezas, y también con los otros dos periféricos, el cerro del Castillo de Carcabuey y el Cerro de la Celada.

Conclusión: el Cerro de la Cruz en el territorio

El poblado ibérico del Cerro de la Cruz se encuentra en la periferia de la Depresión de Priego-Alcaudete, en un enclave secundario (no óptimo) para el desarrollo del hábitat humano si se le compara con las cualidades de otros enclaves cercanos,  ya que no está próximo a buenas tierras de cultivo aunque éstas existen en otras zonas de la depresión (sobre todo en el entorno del Cerro de las Cabezas de Fuente Tójar).

Sin embargo, presenta tres ventajas. La primera tiene que ver con su aptitud para la defensa del sitio, ya que se trata de un cerro escarpado y de difícil acceso. La segunda, también importante para la defensa, es la visibilidad existente desde su cima. La tercera y mayor ventaja del enclave del Cerro de la Cruz parece haber sido la proximidad al cauce del río Almedinilla y al paso natural originado por dicho curso de agua y que comunica la depresión con la zona sur peninsular. Unas condiciones naturales bastante similares (aunque con menos facilidad para la comunicación visual) son las que posee el enclave del cerro del Castillo de Carcabuey, en el oeste de la zona de estudio, y que se sitúa a las puertas del paso natural hacia el vecino valle medio del río Genil, de gran riqueza arqueológica.

A su vez, además de los asentamientos principales, en las inmediaciones de éstos existirían otros núcleos menores rurales dependientes (como quizás fueron para el caso del Cerro de la Cruz los yacimientos de La Llaná y Los Castillejos, también en el municipio de Almedinilla),  algunos de tipo religioso (como la Cueva de la Murcielaguina, en el municipio de Priego) y otros que pudieron servir de apoyo para el control del territorio como los llamados recintos tipo torre (Turres Baeticae), presentes en Andalucía durante la Protohistoria y el período romano y de los cuales hay algunos ejemplos en la depresión.

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