Las fuentes clásicas (Polibio II, 23, 4; Estrabón, IV, 4, 2; Plutarco, Marcelo VI; Arriano, Ars Tactica 33) ofrecen testimonio de la destreza de los galos como guerreros a caballo, que incluso eran reclutados entre las tropas auxiliares del ejército romano.
También César en La Guerra de las Galias menciona numerosos hechos militares relacionados con la caballería gala.
Estos guerreros a caballo ocuparían un lugar destacado en la sociedad de los pueblos galos. Así, en la división tripartita que César hace de la sociedad, los "caballeros" (équites), no son sólo individuos que van caballo y que pueden formar parte de las tropas de caballería, sino que además son la elite, el grupo más rico que se rodea de clientes (ambacti et clientes) y que, junto a la "clase" de los druidas, gozan de cierto "prestigio y estimación".
Por otra parte, seguramente desde mediados del siglo V a. C. los aristócratas galos comenzaron a utilizar carros ligeros de dos ruedas tirados por caballos que serían utilizados tanto para fines bélicos como ceremoniales.
Las fuentes clásicas relatan que los celtas utilizaban los carros como transporte no para luchar desde ellos. Con todo, el uso del carro en los enfrentamientos bélicos no debió ser ya muy frecuente en época de César. Por esto, su ejército debió quedarse muy sorprendido cuando en su expedición a Britania pudo ver a guerreros montados en carros.
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