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Las armas no sólo son expresión de lo mejor de la tecnología metalúrgica de la Edad del Hierro, ni tampoco meramente la imagen material de unas formas de lucha en el campo de batalla. Las armas, más allá e incluso por encima de esos aspectos, eran expresión de los valores de quienes podían llevarlas orgullosamente en las asambleas y en la guerra, en las ceremonias, y ofrecerlas en ritos celebrados en cementerios y santuarios. 
En este sentido, las armas y sus ricas decoraciones damasquinadas en plata o bronce, repujadas o incisas, modeladas o forjadas, eran reflejo de la posición social de sus poseedores, de su riqueza y de su prestigio, de su posición militar y de su lugar en la sociedad. 
Por otro lado, y si atendemos a los lugares de donde proceden la inmensa mayoría de las armas conocidas -sobre todo cementerios-, o si analizamos los monumentos y ornamentos en donde se han representado armas o guerreros armados, en danzas o en combates, en procesiones o en viajes al Más Allá, observamos el elevado contenido simbólico y ritual de las armas. Cuando aparecen escenas de lucha sobre cerámicas lujosas, o en grandes relieves procedentes de monumentos funerarios o heroizadores, observamos que el arma ostenta siempre una posición iconográfica privilegiada, plena de significado, aunque éste no sea siempre evidente de manera inmediata. Cuando analizamos la composición de los ajuares funerarios, donde las armas ocupan un papel relevante, observamos que su función simbólica va más allá de reflejar el enterramiento de ‘un guerrero'. 
Las investigaciones recientes muestran cómo determinados tipos de armas, como la falcata ibérica, tenían un significado especial relacionado con el ritual sacrificial, que hacía de su deposición en el ajuar de una tumba, o de su colocación como ofrenda miniaturizada en un santuario, o de su representación como icono en una moneda, o como imagen en un monumento, un acto cargado de connotaciones religiosas. Otras armas, comno el escudo, estaban cargadas de significado apotropaico, protector; otras, en fin, como los puñales lujosamente decorados, ostentan un papel representativo social muy marcado. 
En resumen, el estudio del mundo de las armas, asociadadas a los diversos rituales y connotaciones sociales propios de las culturas prerromanas de Iberia se presenta como uno de los campos de análisis de más potencialidad para acercarnos a la mentalidad de aquellas gentes desaparecidas hace siglos.