Encontrar sistemas planetarios similares al sistema solar es, quizás,
el reto más importante al que se enfrenta la Astrofísica hoy en día.
Utilizando el observatorio espacial Herschel de la Agencia Espacial
Europea, ESA, el consorcio internacional DUNES tiene como objetivo
descubrir y estudiar discos de polvo alrededor de estrellas semejantes
al cinturón de Kuiper en el sistema solar. DUNES ha encontrado unos
misteriosos cinturones de polvo, alrededor de seis estrellas
semejantes al Sol, diferentes de cualquier cosa conocida
previamente. Se cumple, una vez más, la regla no escrita en ciencia de
encontrarnos con situaciones totalmente inesperadas.
Los "discos de escombros fríos", como han sido denominados, son
mayores y posiblemente más masivos que el cinturón de Kuiper. Esta
componente del sistema solar contiene un número elevado de objetos con
diametros de varios cientos o miles de kilómetros, llamados a menudo
planetas enanos, entre los cuales se encuentra el "ex-planeta"
Plutón. Los discos fríos descubiertos no contienen dichos cuerpos.
Probablemente, están constituidos por miríadas de pequeñas rocas y
pedruscos helados que se han formado en la perifería de esos sistemas.
Por alguna razón, que no se comprende, su crecimiento se ha parado
antes de alcanzar los tamaños "típicos" de los planetas o de los
planetas enanos.
Ello no significa que no puedan existir planetas a distancias muy cercanas
de las estrellas. De hecho, en una de esas seis estrellas, la número
109378 en el catálogo estelar Hipparcos, se descubrió hace unos años
un planeta situado en una órbita centenares de veces menor que el
tamaño del correspondiente disco de escombros frío. Es decir, muy bien
podrían existir planetas cercanos a las estrellas, incluso planetas
habitables.
Y esto nos conduce a la siguiente paradoja. Los hipoteticos astrónomos de
uno de esos hipotéticos planetas no tendrían posiblemente conocimiento de su
correspondiente cinturón frío. La razón es que no existen cuerpos como
Plutón y la emisión del cinturón estaría distribuida uniformemente en
su "cielo", de tal forma que sería muy débil para ser observada desde
dentro del sistema planetario - como nos ocurre a nosotros con la
emisión del cinturón de Kuiper. La emisión resulta "más facil" de ser
observada desde fuera. Pero, "más fácil" no significa "fácil". Incluso
para el gran telescopio espacial Herschel, la emisión de los discos
fríos es tan tenue que su detección forzó los límites de su
sensibilidad. Por ejemplo, no se puede excluir que uno o dos de estos
extraños objetos sean galaxias muy distantes alineadas casualmente con
las estrellas, pero no relacionadas con las mismas. Sin embargo,
estamos razonablemente seguros de que la mayoría de los discos de
escombros fríos son reales, por lo que entender como se originan y
como son es un importante reto. A estos interrogantes tendrán que
responder eventualmente futuros instrumentos, para así lograr entender
mejor la diversidad de los planetas y sistemas planetarios y como la
naturaleza los crea.
Pie de figura. Imágenes en las longitudes de onda infrarrojas 100 y 160 micras obtenidas con el telescopio espacial Herschel por el consorcio DUNES. En las
imágenes aparece el número Hipparcos que identifica a las estrellas, cuya posición está marcada por el simbolo +.
- Artículo original: : Krivov et al. (2013), Herschel's ``Cold Debris
Disks'': Background Galaxies or Quiescent Rims of Planetary Systems?
The Astrophysical Journal 777, 32
- DUNES (DUst around NEarby Stars) es un programa clave del telescopio
espacial Herschel de ESA (Coordinador e I.P. del consorcio
internacional: C. Eiroa, Universidad Autónoma de Madrid)
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