La ecografía se ha convertido en una prueba de imagen esencial en múltiples especialidades médicas distintas de la Radiología (Cardiología, Ginecología, Urología, Anestesiología, Cirugía Vascular, etc.). En los últimos años se han desarrollado ecógrafos de gran calidad, relativamente asequibles desde el punto de vista económico, muchos de ellos portátiles, que permiten realizar exploraciones a la cabecera del enfermo. Estos ecógrafos, como el estetoscopio, el oftalmoscopio, el otoscopio o el martillo de reflejos los puede utilizar cualquier médico. En el campo de especialidades como Medicina Interna y Atención Primaria, la incorporación de la ecografía en la clínica posiblemente ha constituido el procedimiento más importante desarrollado en los últimos 100 años y el único avance tecnológico relevante en el arte de la exploración física desde la invención del estetoscopio.
Se puede definir la ecografía clínica como la exploración ecográfica realizada por el médico directamente responsable del paciente. Es decir, por el facultativo que realiza la historia clínica y máximo responsable del proceso diagnóstico y terapéutico del enfermo. Esta circunstancia supone un valor añadido con respecto a las ecografías regladas que se hacen en los servicios centrales (ej: radiología, cardiología) en las que la información clínica del paciente puede ser escueta y limitada. Por otra parte, la ecografía aumenta de forma considerable la rentabilidad de la exploración física tradicional y mejora sustancialmente el proceso diagnóstico y de toma de decisiones en medicina.
En la ecografía clínica es esencial que la exploración se realice en el punto de atención (a la cabecera del paciente: “point of care ultrasound”). De esta forma se evita el desplazamiento del enfermo al lugar donde se ubica el ecógrafo como sucede en los servicios centrales. Esto supone una mayor comodidad para el paciente, especialmente si está inestable. Otra característica relevante de la ecografía clínica es que puede repetirse todas las veces que el médico lo considere necesario. Así podemos “monitorizar” la evolución de la enfermedad en múltiples circunstancias (congestión pulmonar y derrame pleural en la insuficiencia cardiaca o en pacientes con sobrecarga de volumen, ascitis, derrame pericárdico, condensación neumónica, etc.).