Se entiende por inteligencia al proceso lógico de pensamiento y trabajo orientado a la creación de un conocimiento para un fin específico. Cuando la inteligencia se aplica al servicio de un país no solo abarca la actividad de los clásicos servicios de inteligencia, sino que nos referimos tanto a un proceso como a un producto que puede ser aplicable a cualquier ámbito, desde el de la seguridad del estado, hasta el criminal, económico o el de gestión del conocimiento. El fenómeno de la globalización e internacionalización hace del análisis de inteligencia un elemento fundamental.
Desde esta perspectiva, el analista de inteligencia es la persona formada y especializada en el estudio lógico y sistemático de la información, así como en la comunicación de los resultados de manera que se facilite la toma de decisiones.
Así, la función del analista de inteligencia es una tarea compleja. La gestión de gran cantidad de información, la necesidad de su clasificación, evaluación y puesta a disposición, y la complejidad para integrarla y poder llegar a conclusiones que faciliten la toma de decisiones, hace que no sea una función al alcance de cualquier persona. En resumen, un buen analista precisa unas actitudes, unos conocimientos, y el desarrollo de una serie de habilidades que faciliten su labor
El experto de inteligencia se caracteriza por la presencia del analista en cada una de sus fases. Se puede disponer de la mejor tecnología, pero por sí misma no garantizaría buenos análisis. A sensu contrario, un buen analista, aún con escasez de medios, puede explotar la información y llegar a construir conocimiento, y por tanto inteligencia.
Además de unas actitudes iniciales, muchas de ellas de difícil modificación, el analista precisa contar con unos conocimientos específicos sobre la función de inteligencia. Pero tan importante como ello es preciso el desarrollo de unas habilidades que permitan afrontar el análisis con una mente abierta, clara, flexible, libre de prejuicios, y dispuesta a pensar más allá de lo simplemente aparente. Habilidades tanto en materia de pensamiento como de comunicación.
En su dimensión de ser social y racional, puede estar sometido a una serie de errores cognitivos en la obtención, tratamiento e interpretación de la información, que influyan negativamente en el producto final, que es el informe de inteligencia.